Frente a sus hijas, una mujer resultó herida de al menos siete puñaladas de parte de su expareja, quien recién había salido de la cárcel. El hombre fue beneficiado con una variación de la medida de coerción que pesaba en su contra por violencia de género hacia la mujer.
El trágico suceso se registró la noche de este viernes en el sector San Martínez del municipio San Francisco de Macorís, provincia Duarte.
La mujer fue identificada como Marilenny Burgos y recibe atenciones en un centro de salud, tras las agresiones provocadas por el padre de sus tres hijas.
“Papi no mate a mami, ay papi no mate a mami, ay no me mate a mi mami”, gritaban las niñas mientras veían que su padre intentaba acabar con la vida de Marilenny, según el testimonio de la madre de la víctima, quien manifestó que el agresor no tuvo compasión para cometer el hecho.
El victimario entró a la casa de la mujer de manera forzosa, rompiendo la puerta y la cerradura.
Entre llantos, Mary Luz Rosario, madre de la víctima, expresó que este ataque a su hija pudo evitarse, sin embargo, la Corte de Apelación de San Francisco de Macorís le varió la medida cautelar al agresor, imponiendo una garantía económica de 10,000 pesos.
“El apeló para arriba, para Instrucción y de allá arriba, esos verdugos, viendo que había una fiscal ayudándole a mi pobre hija sola, lo que hicieron fue que le dieron la libertad a él con 10,000 pesos de fianza. ¿Cómo usted le va a poner en bandeja de plata esa pobre mujer a ese verdugo?”, expresó la señora.
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El agresor, quien se dio a la fuga tras cometer hecho, debía pasar semanalmente a consultarse con un psicólogo, como parte de lo dispuesto por el juez.
“Llegó una vecina y le dijo ‘por favor, ahí viene la Policía’ y él se mandó, sino mi hija a esta hora yo estuviera velándola aquí en la casa“, expresó.
Marilenny le había puesto otra denuncia a su expareja para el 5 de diciembre ante el temor que tenía por su vida y la de sus hijas.
Rosario manifestó que su hija acudió desesperada donde ella a expresarle que tenía que cuidarse y mudarse del lugar donde reside, pero no tenía los recursos económicos para hacerlo.
Sostuvo que Marilenny ha sido madre y padre para sus tres hijas, ya que el agresor no le ayuda en nada.
“Mi hija tiene que buscar y hasta pidiendo en la calle para mantener a sus tres hijas”, relató.