Ahora tienen nichos, hasta hace escasos años, los sepultaban en la tierra. Son los cadáveres que en vez de flores les colocan una etiqueta con un número, a los que nadie reclama y por ello, solo cuentan con un doliente, el Estado, quien se ocupa de sepultarlos.
Destinados para estos casos, ayer el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) “estrenó una estructura de 94 nuevos nichos con capacidad para 576 cuerpos en el Cementerio Municipal Los Casabes, en Santo Domingo Norte, destino habitual de los cadáveres no reclamados. Allí fueron llevados 125 cuerpos que permanecen bajo custodia del estado, dijo el Inacif.
El director de la entidad, Francisco Gerdo, explicó que la inhumación es un proceso que se realiza de manera rutinaria cada trimestre y consiste en dar sepultura a esos cuerpos que, por alguna razón, no han sido retirados de la morgue del Inacif.
“Procedemos a dar una sepultura digna mediante su traslado a los nichos que han sido construido para tales fines en el Cementerio Municipal Los Casabes, en Villa Mella”, explicó, el funcionario en una nota de prensa.
(DIARIO LIBRE/KEVIN RIVAS)
Antes era en la tierra
Hace pocos años, en el 2018, en el mismo cementerio, no había nichos disponibles para estos cuerpos que eran sepultados en la tierra, según documentó un reportaje realizado por Diario Libre entonces. En esa ocasión, en frente de los periodistas, un vecino se acercó para verificar la profundidad en que depositaban los ataúdes porque, señalaba que, si el hueco no era profundo, los perturbaba el mal olor.
La morgue llena
Más cerca, el año pasado, Diario Libre denunció que la morgue del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) era un escenario de “terror” debido al cúmulo de cadáveres, y que había un caos en la entrega de los cuerpos a los familiares que los reclamaban.
En esa ocasión, el mal olor en los alrededores era calificado por los afectados como insoportable. Ante esta situación, en junio del 2023, se cambió el furgón de depósito de cadáveres, el cual fue reemplazado.
Nichos en Los Casabes en el 2018. (ARCHIVO)
El cementerio Los Casabes comprende un terreno de 58,000 m². El lugar, además de recibir sepulturas ordinarias, se usa desde la década de 1990 para inhumar los cadáveres no reclamados en Patología y en el Inacif de todo el Gran Santo Domingo. El número varía de año en año.Los Casabes no es el primer cementerio de la ciudad destinado para estos fines. El investigador Franklin Gutiérrez escribe en su libro “De cementerios, varones y tumbas”, que el monasterio de San Francisco, ubicado en el corazón de la Ciudad Colonial, albergó los cadáveres de muchas personas pobres nunca reclamados por sus familiares.A su vez, Amparo Chantada, en su obra “El cementerio de la avenida Independencia y Santo Domingo amurallada”, recuerda que la mayoría de los muertos de la Revolución de Abril de 1965 fue enterrada en la fosa común que se ubica en el extremo este de la entrada del camposanto fundado en 1824. En un artículo publicado en la prensa local, también destacó que este cementerio funcionó también como fosa común durante la ocupación haitiana (1822-1844), la anexión a España, la restauración de la República, y en situaciones como las enfermedades y epidemias de final del siglo XIX, el ciclón San Zenón y la dictadura de Trujillo.Una fosa común en desuso se ha identificado en el cementerio San José Obrero, del barrio Cristo Rey, abierto en 1949. Una gran cruz levantada sobre un piso de concreto es la reminiscencia de lo que fue.En la actualidad el Inacif utiliza, para sepultar los cuerpos no reclamados en el interior del país, cementerios regionales de la jurisdicción donde estos fueron levantados. En un reportaje realizado por Mariela Mejía de Diario Libre, la entidad explicó que en cada demarcación la logística cambia y puede ser simplificada.
Proceso identificación
A falta de un nombre, a los cadáveres no reclamados se les asigna un número que corresponde al código de la autopsia que le practicó el personal del Inacif. La información registrada incluye el sexo, identidad y nacionalidad, que pueden registrarse como desconocidos y para la edad se escoge un rango, por ejemplo, entre 20-30 años.
También se conserva una foto del cadáver.
Hay casos en que el fallecido es identificado tras su sepultura y sus restos son exhumados y entregados a su familia.