La onza del metal precioso se cotizaba a 2,296.61 dólares, poco después de alcanzar 2,298.91 dólares, un nuevo máximo histórico.
Las cotizaciones fueron impulsadas por una debilidad del dólar y el “aumento de las tensiones geopolíticas”, según el especialista Frank Watson de Kinesis Money.
La debilidad del yen también fue un factor clave.
Para Shaun Osborne, estratega en jefe para el mercado de cambios en Scotiabank, hay fuertes compras de los bancos
centrales, que aumentan sus reservas de oro.
El Banco Central ruso es un caso paradigmático: la porción del oro en sus reservas pasó a 24.5% frente a 20% en 2020.
Esta ‘desdolarización’ está motivada, entre otros factores, por las sanciones internacionales impuestas a Rusia tras la invasión de Ucrania hace poco más de dos años.
Además, el temor a una escalada del conflicto en Medio Oriente llevó a los inversores a buscar valores refugio, tales como el oro y las materias primas.
Irán juró el martes que responderá al ataque atribuido a Israel contra su consulado en la capital siria, Damasco, que dejó al menos 18 muertos, un golpe inédito que acentúa las tensiones en pleno conflicto entre Israel y el grupo islamista Hamás en el enclave palestino de Gaza.
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