“Su seguro le cubre, pero hay un pago adicional”. Exceptuando vínculos cercanos de amistad o familiaridad, todo paciente que demanda servicios médicos amparado en un seguro, sabe que deberá cubrir “la diferencia” entre la cobertura de la Administradora de Riesgos de Salud (ARS) y la tarifa de los establecimientos médicos o los facultativos, muchas veces, sin derecho a una factura o recibo. Es muy probable que ese cobro adicional haya que hacerlo en efectivo.
La práctica no es nueva, pero está más extendida. Dependiendo de la especialidad del médico y del centro sanitario donde labora, los pagos por esa diferencia oscilan entre 1,000 y 4,000 pesos. Considerarse esto como evasión fiscal o no depende de si el médico incluye estos ingresos en su declaración jurada de impuestos.
“Eso es una práctica que se está convirtiendo cada vez mayor en nuestro país. Si usted quiere que el paciente pague la diferencia, debe, por lo menos, declararlo; por lo menos dele un comprobante fiscal, pague impuesto sobre eso”, dice Edgar Barnichta, abogado especialista en derecho tributario.
A Alejandrina Peña le resulta de gran carga económica llevar a consulta a sus hijos de seis y nueve años, ya que su pediatra le cobra 1,500 pesos por cada niño. Además, solo otorga una semana para la entrega de resultados.
“Aquí tengo que pagar 3,000 pesos otra vez, porque con el trabajo no pude hacerles los análisis de una vez y me pasé de los siete días, dinero que tengo que buscar en efectivo porque no se puede pagar de otra forma”, se queja.
Ese pago extra, nunca mediante tarjeta de crédito, es establecido al criterio de cada galeno, justificado en lo que entiende que vale su labor profesional, su nivel de gastos en el consultorio y amparado en el pago por cada consulta de 500 pesos por parte de las aseguradoras, monto que considera insuficiente, al igual que otros médicos.
El doctor Senén Caba. (FUENTE EXTERNA)
¿Génesis en las ARS?
“Es una situación compleja, muy compleja”, declara a Diario Libre Senén Caba, expresidente del Colegio Médico Dominicano (CMD).
El médico internista argumenta que el alto costo de alquilar un consultorio y pagar una secretaria, energía eléctrica, internet, conserjería y seguridad, no se cubre con los 500 pesos (menos el 10 % de descuento) que pagan las ARS por consulta.
“La génesis del problema está en el escaso monto que pagan las ‘mal llamadas’ Administradoras de Riesgos de Salud, que son las que se quedan con el verdadero beneficio, porque ni cubren salud ni cubren ningún riesgo”, argumenta.
Sobre si con estos pagos en efectivo se comete evasión fiscal, Caba responde que “eso habría que preguntárselo a cada quien, con su conciencia, dejarlo al libre albedrío”.
“Evadir el impuesto sobre la renta, todo el mundo sabe que eso es penalizado, pero los médicos pagan impuestos y mucho. Si hay evasión o no, yo no soy quién para acusar o defender a nadie en ese aspecto”, aduce.
La economista y exsubdirectora de la Dirección General de Impuestos Internos (DGII), Germania Montás, observa que todo profesional liberal tiene que reportar anualmente sus impuestos, independientemente de cómo cobra el dinero, y si entrega un recibo o no.
“Para saber si están evadiendo o no, habría que ver si ellos incluyen los ingresos que reciben en su declaración jurada de impuestos. Los médicos no están eximidos de emitir facturas, pero que no las emitan es un incumpliendo formal, pero no quiere decir que evadan necesariamente”, indica.
Se da recibo si es necesario
El cardiólogo Fulgencio Severino señala que la forma de pago depende mucho de la institución donde labore el especialista; si trabaja bajo política de Código Sombrilla, donde el médico no manipula dinero, sino que se paga por caja general, o si el doctor es dueño de su propio consultorio.
“Lo que predomina en la mayoría de los sitios es que el médico sea propietario en arrendamiento de un consultorio y responsable de todo lo que haga ahí”, indica.
El doctor Fulgencio Severino. (FUENTE EXTERNA)
Expresa que la entrega del recibo dependerá de cada quien. “Hay muchos médicos que no manejan recibos, pero, si el paciente lo pide, se le da en un recetario, porque hay muchos seguros que lo piden si tienen capacidad de reembolso. Pero hay gente que no pide eso porque no le tiene ninguna validez. Yo mismo lo doy, sin problemas”, señala.
Según explica, a los médicos, por la vía del seguro, les descuentan un 10 %. Cincuenta pesos de cada consulta que da el doctor van directamente a Impuestos Internos. “Cuando tú estás haciendo la declaración, Impuestos Internos automáticamente te carga una proporción adicional, tomando en cuenta esas diferencias, adicional a la relación del seguro”, agrega.
“Aquí es muy difícil”, dice sobre evadir pagos, aunque reconoce que algunos médicos podrían ocultar algún ingreso extra en su práctica. “Yo pago el 44 % de mis ingresos calculados”, se sinceró.
Ver las declaraciones juradas
Si el médico suma todas las entradas y las transparenta en su declaración, no hay evasión, dice Montás.
“Sí tú me lo pagas, yo lo ingreso a mi cuenta a final de año. Cuando yo sumo mis ingresos y preparo mi declaración jurada, y pago lo que me corresponde según establece la ley tributaria, ahí no hubo ninguna evasión. Ahora, si yo excluyo todo lo que yo cobro en efectivo, entonces sí hay evasión”, aclara.
La experta en asuntos tributarios destaca que el pago dependerá de si el médico tiene el consultorio registrado como persona, acogido al régimen simplificado de tributación.
“No podemos decir que la gente evade por esa causa (cobrar en efectivo o no emitir factura), lo que sí podemos decir es que evade si no incluye en su declaración jurada anual ese ingreso”, recalca.
Problema moral y legal
El abogado Barnichta entiende que “es una práctica muy real y aborrecible que muchos médicos les cobren a sus pacientes honorarios ‘extras’ a los que paga el seguro, y en efectivo, sin darles comprobantes y sin que estos pagos se les hagan mediante cheques o trasferencias bancarias para que el fisco no los detecte”.
Señala que estos “no declaran ese dinero como una ganancia extra y no pagan ni un chele de impuesto”, por lo que considera que es un problema moral, pero al mismo tiempo es legal, porque están en el deber de hacerlo. Insiste con que “el fisco tiene la obligación de darle seguimiento”.
Tanto Barnichta como Germán coinciden en que no es una situación que afecta solo a médicos, sino a todos los profesionales libres.
El abogado observa que esta informalidad escala a grandes y medianos prestadores de servicios, como los plomeros, electricistas y similares, y en profesionales como los propios abogados, asesores y otros que no expiden o expiden muy pocos comprobantes fiscales.