La noticia de la pareja que falleció en un accidente de tránsito frente al Centro Olímpico ha afligido a la población dominicana, no solo por la trágica muerte que tuvo, sino también porque quedaron tres niños (de 12, 8 y 7 años) en la orfandad.
La tarea más difícil probablemente la tiene la familia y personas cercanas a la pareja, a las que les tocó informar a los niños sobre la repentina y fatal muerte de sus padres y acompañarlos a vivir su duelo. Es entonces cuando surge la pregunta: ¿Cuál es la forma correcta de hacerlo?
La psicóloga Naomi Feliz, terapeuta infanto-juvenil de @mentalmenterd, resalta que lo primero a tomar en cuenta es que bajo ninguna circunstancia es válido mentirles u ocultarles información a los niños y adolescentes.
“Al momento de informar la noticia de la muerte a los niños es importante evitar que estos elaboren sus propias conclusiones, por lo que debemos tratar de responder las preguntas que puedan tener al respecto”, expresa.
La profesional indica que cualquier explicación que se aleje de la realidad que causó el fallecimiento del ser querido puede llevar a los menores a crear sus propias teorías sobre lo que causó la muerte.
“Por eso, es fundamental aclararle al niño que sus pensamientos, sentimientos, la rabia, el enfado o los celos jamás van a causar la muerte de nadie: tienen que saber que ellos no tienen la culpa de lo que ha pasado”, agrega.
En casos de muertes trágicas, como un suicidio o producto de un accidente de tráfico, Feliz sostiene que no hace falta entrar en detalles innecesarios y de carácter morboso.
¿Quién debe informarles?
Lo ideal es que la noticia de la muerte de los progenitores sea dada a los niños por personas queridas y cercanas a ellos, que estén en contacto con los menores de manera habitual.
“Si han fallecido ambos, debe comunicárselo la persona que se quedará al cuidado de ellos o quien esté más cercano”, refiere la profesional. Añade que la información se debe transmitir a los menores lo antes posible, preferiblemente de forma inmediata, en lugar de esperar horas o días a que terminen los ritos y homenajes.
Otro de los temas importantes a abordar con los niños, dice, es que la persona que ha muerto no va a ser olvidada ni reemplazada. “Si nos preguntan si pueden tener otro papá u otra mamá, le explicaremos que ya tuvieron un papá o una mamá y que no pueden tener otro, pero que pueden tener a otras personas que los cuiden igual de bien que lo hacía el fallecido”.
Acompañarlos en el duelo
Hay que tener presente que duelo es un proceso normal y natural luego de la pérdida de un ser querido. Es un proceso, por lo que necesita de tiempo, es dinámico y activo, lo que quiere decir que habrá distintas variaciones en los niños y adolescentes.
“Es importante permitir la expresión emocional de estos, darles el espacio para que puedan expresarlas, así como validar las mismas”, indica Feliz. “Las emociones de los niños y adolescentes tienden a oscilar, es raro que mantengan la misma emoción durante mucho tiempo, así que es muy habitual que su duelo vaya y venga, al igual que las emociones”.
Algunas claves para acompañarlos en este proceso son:
Tener claro que la vida del niño no suele interrumpirse; sigue su ritmo. Es esencial mantener las rutinas, lo cual suele ser un factor protector. La expresión emocional es indispensable y puede hacerse por vías alternativas. Los niños suelen preservar sus áreas vitales y el duelo sólo afecta a una o dos áreas principales. Los niños necesitan comunicar sus dudas e inquietudes a los adultos. Los apoyos familiares y sociales son imprescindibles para la resolución del duelo. Buscar ayuda profesional, en caso de que el adulto no se sienta en la capacidad de poder acompañarlos.
Tras quedar sin ninguno de sus progenitores, quien se recomienda que se haga cargo de los niños es una persona querida y cercana a ellos. En ese sentido Feliz recalca que es importante no separarlos. “El vínculo entre ellos es lo que permite que puedan apoyarse y estar uno para los otros, por lo que deben ser criados juntos”, concluye.