En su comparecencia el pasado viernes junto a Antony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos, el presidente Luis Abinader afirmó que aspira a normalizar “en la medida de lo posible”, las relaciones con Haití para que haya, por ejemplo, apertura de los viajes, pero que su prioridad ante todo es la seguridad de los dominicanos, lo que es uno de los principales problemas del vecino país, que no puede garantizársela a sus ciudadanos.
Explicó que, según los haitianos vayan avanzando en su seguridad interna, de la misma manera, habrá más cercanía e intercambio de República Dominicana con la vecina nación.
“Nuestra intención es tratar de normalizar en la medida de lo posible las relaciones, pero siempre respetando y cuidando la seguridad de la República Dominicana; la prioridad de nosotros como gobierno es la seguridad de los dominicanos”, sostuvo Abinader al responder preguntas a los periodistas luego de un encuentro privado con Blinken en el Palacio Nacional.
Resaltó que la crisis en Haití ha incrementado la presión migratoria hacia la República Dominicana, afectando servicios públicos, como el escolar y la salud, además de generar riesgos para la seguridad del país.
Recordó que en los hospitales públicos de República Dominicana “el 14 % de los internamientos y el 34 % de los partos son de inmigrantes indocumentados haitianos”. “En ningún sistema de salud del mundo ocurre esto”, manifestó.
Destacó que la presión migratoria incide en la matrícula del sistema escolar dominicano “donde el 6.5 % de los estudiantes, unos 147,000, son de nacionalidad haitiana”.
Otro recordario: la juramentación
Abinader también aprovechó el escenario para evidenciar la poca empatía del Gobierno haitiano en medio de la crisis en su país y la solidaridad que ha mostrado la sociedad dominicana. Lo hizo recordando la declinación que hicieron las autoridades haitianas a la invitación para asistir al acto de juramentación para un nuevo mandato, el 16 de agosto pasado.
El canciller dominicano Roberto Álvarez salió al paso a una versión en la que se argumentaba que las autoridades no podían enviar una representación porque la frontera está cerrada. El pasado 1 de agosto -dijo Álvarez- sostuvo una conversación telefónica con la canciller de Haití, Dominique Dupuy, en la que se discutió la posibilidad de asistir al evento. Durante la llamada, la canciller haitiana consultó si era necesario levantar el cierre del espacio aéreo entre ambos países para poder viajar a la ceremonia.
En respuesta, Álvarez le aseguró que cualquier solicitud de vuelo por parte de las autoridades haitianas sería autorizada de manera inmediata, al igual que las de los demás dignatarios invitados. Subrayó que, por motivos de seguridad, el espacio aéreo entre República Dominicana y Haití permanece cerrado para vuelos comerciales, pero no para los oficiales, humanitarios o similares.
En efecto, Diario Libre publicó recientemente que, ante el poderío que han ganado las pandillas o bandas haitianas, un policía keniano que resultó herido durante un enfrentamiento fue atendido en un centro de salud dominicano y dado de alta con su salud recuperada.
Semanas antes, el 4 de julio, la vicepresidenta de la República Dominicana, Raquel Peña, aseguró que se daría la asistencia sanitaria necesaria a los militares de la misión de Kenia que se encuentra en Haití, pero aclaró que la misma solo será en territorio dominicano.
Peña destacó que, como siempre, el país ha mantenido un rol solidario al recibir a una gran cantidad de parturientas haitianas en sus clínicas y maternidades.