En los nueve años que transcurrieron entre la última final Tigres vs Leones, Junior Caminero pasó de ser un niño de 12 años, que su padre llevaba al Quisqueya con gorra escarlata, a convertirse en la figura principal de una ofensiva intimidante que ilusiona al escogidismo con volver a teñir de rojo las calles del Gran Santo Domingo.
Ese 2016, en el sexto juego donde se selló la corona 16 de los melenudos, Michael de León debutó en la Lidom con un sencillo en la séptima entrada. Solo él, hoy con un rol de reserva, César Valdez y Jairo Asencio quedan de esa plantilla azul, que no contó con Emilio Bonifacio en la postemporada.
En una final que terminó con el dirigente Lino Rivera expulsado, los añiles tenían en el plantel a Anderson y Diory Hernández, Engel Beltré y Zoilo Almonte (hoy con el Escogido). Ni Leonys Martín ni Mel Rojas Jr., tampoco repetirán esta vez.
Del lado escogidista, solo Jimmy Paredes y Rafael Montero repiten de un roster que incluía a Eury Pérez, Pedro Ciriaco, Moisés Sierra y que contó con una gran final de Pedro López bajo las riendas de Luis Rojas, hoy su gerente.
Los felinos, una rivalidad que supera un siglo y bautizada como eterna si bien se han entendido para compartir casa por más de siete décadas, arrancan esta noche su décima serie final. Solo las 19 que han protagonizado Tigres y Águilas es mayor en la Lidom.
Urgencia vs épica
Esta es una donde choca el apuro de los melenudos por frenar la racha más larga sin victorias entre los seis actores con la oportunidad de los azules, que acarician completar otro tramo más dinástico en su gloriosa historia. Con el subrayado de que lograrían un tercer cetro corrido en la época de mayor equilibrio competitivo en el circuito.
Caminero, señalado a ser uno de los grandes bateadores dominicanos, marcó el camino a la final de este Escogido que coqueteó con un descalabro monumental en la fase regular (jugó para 16-5 el primer mes y giró a 8-20 el segundo).
Pero desde la oficina le confeccionaron un plantel a pedir de boca a una figura de la estatura de Albert Pujols en el inicio de su aventura dirigencial.
Rojas fichó en la agencia libre a Yamaico Navarro, Sócrates Brito y Jorge Mateo (quien no jugó por lesión), y adquirió vía cambios a Zoilo Almonte, Ramón Laureano y Jean Segura, este último pieza clave en todo el torneo. Una guardia pretoriana para cada fase de la campaña.
Ese grupo complementó con Erik González, Junior Lake, José Marmolejos, Héctor Rodríguez, Jonathan Guzmán y Sandber Pimentel.
A un paso
En el ADN del Licey no se asimila otro resultado que no sea el salir campeón, pero celebración pasada no consuela el presente y el estímulo de esta ocasión era emular a ese equipo de Rafael Landestoy que ganó tres coronas en fila (1982-83, 84 y 85).
Una hazaña que Escogido (dos veces) y Águilas (una) ya lograron.
Bajo la dirección de Gilbert Gómez, de apenas 32 años, y de un imperial Emilio Bonifacio que a los 39 años ha logrado su mejor campaña, la tropa añil hizo los ajustes necesarios en los primeros 15 partidos para en lo adelante navegar sin traumas hacia la búsqueda de su corona 25… en 2025.
Sergio Alcántara recuperó protagonismo en la fase semifinal.
Unos Tigres que viven y mueren con su relevo, con piezas claves como Enyel de los Santos, Jonathan Aro y Jean Carlos Mejía.
Un torneo donde Asencio, líder histórico de rescates en la Lidom, perdió el puesto de cerrador pero se ajustó como buen adhesivo al séptimo de la suerte; donde el experimento de ver a Juan Francisco volver a jonronear de azul no funcionó ni a Raúl Valdés ser efectivo… a los 48 años.
Audo Vicente subió otros peldaños como gerente, desde la contratación de importados premium como Jordan Lawlar hasta identificar en el draft de reingreso piezas como la de Troy Johnston, Gustavo Núñez y Cristhian Adames.
Los azules perdieron el bate de Miguel Andújar, movieron cielo y tierra infructuosos para que Rojas Jr., reciba el permiso del equipo surcoreano, pero consiguieron en el colombiano Harold Ramírez a ese madero que compensa las bajas.